Llamas a mi puerta, otra vez.
No sé si asomarme,
no sé si bajar y abrir...
Siempre ocurre lo mismo;
me asomo y no hay nadie,
bajo, abro y no nay nadie.
Como los timbreros,
esos que llaman a tu puerta y corren,
solo por jugar y divertirse un rato.
Así eres conmigo, amor...
No hay comentarios:
Publicar un comentario